
En un mundo triste, oscuro, vacío ...
apareciste tu.
Tu alegría, tu sonrisa, esos profundos ojos azules...
Al mirarme me veía reflejada.
Nadie sabia nuestro secreto
ni siquiera nosotras lo sabíamos.
Nos mirabamos, hablabamos, bromeabamos...
pero era algo prohibido, todas las señales apuntaban a que era algo imposible.
Cuando llegaba a casa no te ibas de mi cabeza...
recordando frases, momentos, gestos...
Recuerdo que a penas nos tocabamos al estar juntas
y cuando ocurría sentia como si un rayo atravesara mi cuerpo.
Cada día parecia más extraño al anterior...
Me sentía diferente, me apetecia "ponerme guapa",
me miraba al espejo y me veía guapa.
Todo lo que me pasaba era bueno...
y solo desaba volver a verte...
Pensaba que era cosa mía, que de una amistad no podía salir nada más,
todo estaba tranquilo, inalterado y debía permanecer asi.
Pero de repente... una noche, sin ser buscada, ni siquiera esperada
tus manos rozaron mi pelo... pensé que era una simple caricia...
pero... no apartaste la mano
la mestiste aún más, masajeando mi cabeza...
apartaste mi pelo y acercaste tu nariz a mi cuello
respiraste... mas bien... suspiraste.
Me estremeci... no sabia que decir... no sabia que hacer
mejor estar quieta y callada.
De repente nos miramos y nos fundimos en un abarazo
no deciamos nada porque ya lo sabiamos todo.
Despues nuestros labios locos de pasión se buscaron,
nos abrazamos de tal manera que ibamos a meternos una dentro de la otra.
Seguimos besándonos, acariciándonos hasta el amanecer.
No pronunciamos ni una palabra, daba igual,
nuestros cuerpos hablaban un lenguaje universal.
Fue excitante, único, mágico...
Aquella noche fue la primera de muchas...
El amor se hizo mujer, ... y la mujer se hizo carne...
Mi amiga, mi amante, mi compañera... mi amor